El estrés no solo afecta al estado de ánimo o al descanso: también puede tener consecuencias en la salud bucal. Apretar los dientes (bruxismo), padecer sequedad en la boca o tener aftas frecuentes son algunas señales de que el estrés está influyendo.
Aprender a gestionarlo con técnicas de relajación, una buena alimentación y rutinas de descanso ayuda a mantener el equilibrio general del cuerpo y de la boca.
Cuidar la salud emocional también es una forma de cuidar la sonrisa.